TISOC Coaching ha hecho público, en los últimos
días, un listado de las que a su juicio son las siete aportaciones más
relevantes del coaching al ámbito de la empresa. Según este listado, comunicar
de forma efectiva, alinear al equipo con la misión de la empresa, o desarrollar
nuestra inteligencia emocional, son algunos de los aspectos que podemos
potenciar en nuestra cultura empresarial a través de un proceso de coaching.
Los expertos de TISOC señalan que
los procesos de coaching en el entorno empresarial son muy exigentes y a veces
no exentos de dificultades. La formación en coaching es un desafío enorme para
organizaciones, directivos, e incluso para los propios formadores. Por un
lado, el coach trabaja con una metodología vanguardista y contracultural que no
siempre es bienvenida por la empresa; y por otro, al directivo le toca explorar
lugares que le pueden provocan dolor o vértigo.
A pesar de estas dificultades,
desde TISOC se insiste en que los beneficios aparejados a este esfuerzo a tres
bandas son incuestionables. Si el proceso ha sido exitoso, el directivo
aprenderá o consolidará su manejo de las llamadas siete claves del coaching
corporativo, básicas para encaminar a la organización hacia el éxito.
LAS SIETE CLAVES DEL COACHING
CORPORATIVO:
1. Alinear la misión personal del trabajador con la misión de la empresa:
El respeto por la identidad y la misión personal del trabajador es la base de
su motivación. El directivo ha de ser lo suficientemente hábil para que la
misión de la empresa sea también la misión personal de cada uno de los
integrantes del equipo. Alineando la misión del trabajador con la de la empresa
facilita su auto realización.
2. Excelencia en la comunicación: Un resultado extraordinario
está íntimamente ligado con una comunicación de excelencia. Todos somos
conocedores de ello, y sin embargo la comunicación sigue siendo una de las
grandes áreas de mejora dentro de la empresa. ¿Cómo dirigirla? El coaching
suele dar buenas respuestas y mostrar nuevos caminos.
3. Desarrollo de la Inteligencia Emocional: El directivo debe ser
capaz de articular un mensaje que resuene en la realidad emocional del equipo.
Debe ser un gestor de dominio humano y constructor del capital emocional
grupal.
4. Pensamiento sistémico: Esta línea de pensamiento supone un
alto nivel de conciencia donde cada integrante de la empresa entiende la
consecuencia de su participación. Los resultados empresariales pasan así a
depender exclusivamente de cada uno de los trabajadores, al mismo tiempo que se
desarrolla un mayor sentido de pertenencia.
5. Aprendizaje continuo: Un equipo que aprende a aprender es el
que ve los eventos como oportunidades para el desarrollo de habilidades. No se
trata de cambiar prácticas, acciones o conductas, sino de cambiar paradigmas.
6. Potenciación de la responsabilidad personal: Cuando ejercemos
de víctimas estamos trasladando la responsabilidad a otra persona o a las
circunstancias. La habilidad de hacerse responsable de los resultados
empresariales es un privilegio de las personas poderosas.
7. Visión de coach: El directivo ha de ejercer como creador,
generador y arquitecto de confianza. Debe tener la capacidad de ver a sus
compañeros y colaboradores más grandes de lo que son, esto es, “en su
potencialidad” y tratarlos en consecuencia.